La necesidad de superar «la grieta», de «incluir al pueblo en la toma de decisiones» y de no caer en «nihilismos contemporáneos» fueron algunos de los ejes de un panel con jóvenes dirigentes, como el abogado Hugo Antonio Moyano y el tesorero de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Blas Taladrid, en el cierre de la Semana Social que organizó la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Iglesia católica en Mar del Plata.

En el panel, titulado «La democracia que viene», participaron además el representante de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), Esteban Vojacek, y el politólogo Pablo Touzón.

Moyano, hijo del líder sindical homónimo, advirtió durante su intervención sobre «la sociedad agrietada» en la Argentina, y dijo además que «el pueblo y las organizaciones intermedias se ven constantemente excluidas de la participación real en los espacios de toma de decisiones».

En ese sentido, se refirió a la necesidad de «construir una democracia con mayor participación, con más militancia, con organización» y a «refundarla para hacerla más participativa».

Vojacek señaló por su parte que es necesaria la «construcción de un liderazgo para el bien común» y «superar la grieta que divide» a los argentinos, para generar «las condiciones mínimas de bienestar que permitan a todos alcanzar el desarrollo».

Taladrid, en tanto, destacó «el rol económico pero también social» de las pyme, y aseguró que a 40 años de la recuperación democrática, son necesarias «políticas de Estado y no políticas de gobierno, pensando en el largo plazo» y en «dejar de lado los antagonismos».

En ese sentido, pidió «dejar de pensar en el agro y en la industria, y empezar a pensar en la agroindustria y los puntos de encuentro», y «en la vinculación de las escuelas con el mundo del trabajo».

Se refirió además a la necesidad de «generar un círculo virtuoso» que garantice «un buen poder adquisitivo de los trabajadores».

Touzón se refirió por su parte a «las dificultades» que atraviesa la democracia representativa a nivel global, y el impacto de les nuevas tecnologías en ese sentido.

Respecto del escenario argentino, advirtió sobre «la larga década perdida de la grieta», cuyo inicio ubicó en la crisis por la Ley 125, y sobre la «creciente polarización social y política que todavía no alcanza su techo».

Alertó a su vez sobre expresiones de «nacionalismo sectario xenófobo y excluyente» y sobre la necesidad de «despolarizar».

«No se trata de volver al pasado ni entregarnos a nihilismos contemporáneos», dijo, y pidió «volver a reconstruir con solidaridad y espíritu democrático una idea de nación que nos vuelva a unir». (Telam)


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