Por: Roberto Garrone

La noticia pasó casi desapercibida entre los ecos del discurso de Javier Milei en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso y a la luz de los resultados, pareció más una venta de humo, la construcción de un relato, que una defensa férrea de nuestra soberanía.

Según los registros del Sistema Guardacostas de la Prefectura, la semana pasada el buque de bandera portuguesa “Calvao” permaneció durante 4 horas, 6 millas dentro de aguas jurisdiccionales argentinas, navegando a menos de 6 nudos, compatible con tareas de pesca, según detectó el sistema AIS de posicionamiento satelital y en consiguiente violación a la ley federal de pesca.

Entendidos en el tema aseguran que el dato que aporta el sistema es endeble en comparación con el que entrega el Mompesat instalado en la flota pesquera nacional y que reporta su movimiento a la Subsecretaría de Pesca y a la Prefectura en tiempo real.

A partir de esta situación, suma cuestionamientos el desempeño de la Prefectura en el caso del “Calvao” y varias preguntas flotan sin respuesta.

¿Por qué en lugar de enviar un avión desde su base en Comodoro Rivadavia, que podía estar en la zona de operaciones del arrastrero portugués en una hora, se apuró en emitir un comunicado en el que uso el potencial para describir la operatoria del “Calvao” en inmediaciones de las 200 millas?.

Tal vez la intención no era una detención efectiva del buque sino generar una noticia de impacto en los medios de comunicación y rede sociales.

“Con el avión podrían haber sacado fotos, videos y sobre todo, confirmar la posición del barco de modo de contar con un elemento probatorio más contundente”, aseguró una fuente consultada por este medio.

Además del comunicado, Prefectura envió al guardacostas “Azopardo” a la zona del derrotero del buque portugués. Más allá que la nave de Prefectura contaba con un inspector de pesca a bordo, hubiese resultado milagroso que el “Calvao” se mantuviera en la misma zona de modo de poder capturarlo.

Otra pregunta que surge es ¿por qué no fue la patrullera de la Armada que estaba cumpliendo tareas de control sobre la milla 200?. En realidad parece que no había ninguna embarcación oficial custodiando los intereses argentinos dentro de la ZEE.

Hace dos meses, Luis Petri, ministro de Defensa, propuso «sancionar un nuevo marco regulatorio» para ser «más efectivos y eficientes en el control y vigilancia» de los espacios marítimos y «preservar nuestros recursos naturales», al encabezar el lanzamiento en Mar del Plata de un operativo de patrullaje de la Zona Económica Exclusiva delimitada por la milla 200.

Una venta de humo extraordinaria porque sigue siendo el mismo operativo de patrullaje de siempre. O a la luz de los resultados, más deficiente puesto que no había ningún barco de las fuerzas de seguridad al momento del incidente del “Calvao”

“No sé para que mandaron el Guardacostas porque claramente el buque no se iba a quedar”, agregó la fuente consultada. Es posible que la embarcación de Prefectura estuviese preparada para zarpar y la presencia del “Calvao” adelantó la salida.

El artículo 50 de la Ley de Pesca establece que ante la violación de la normativa por parte de buques extranjeros, “la prefectura Naval Argentina instruirá el sumario correspondiente a fin de determinar la configuración de la infracción que se presuma. Finalizada la etapa de instrucción, elevará las actuaciones a la Autoridad de Aplicación a efectos de determinar las sanciones que pudieran corresponder. La Autoridad de Aplicación podrá ordenar la reapertura del sumario, de oficio o a pedido de parte, de considerarlo necesario”.

Para Prefectura lo más importante ya estaba hecho: difundir en los medios la detección de la intromisión del buque portugués. Como si con eso alcanzara para algo más que ocupar un instante efímero en la frenética agenda mediática.

Al cierre de esta columna Prefectura todavía no había elevado el sumario a la Dirección Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera para que se determine la imputación y la sanción al “Calvao”, la cual luego debe ser notificada a la empresa, vía consular, traducción de las actuaciones incluídas.

Posiblemente todo sea papel pintado… con la prueba endeble del posicionamiento AIS y sin haberlo capturado, si algún día el armador recibe la imputación de las autoridades argentinas, en el mejor de los casos, quizás hagan un bollo con el papel y lo tiren a la basura.

El “Calvao” ya registraba antecedentes de pescar ilegalmente en aguas jurisdiccionales por lo que de haberlo capturado, la multa hubiese sido mucho mayor.

En mayo del 2020, en el inicio de la pandemia, fue capturado por el Guardacostas “Fiquè” y amarró en el puerto de Bahía Blanca. Fue liberado casi un mes después, luego del pago de 51 millones de pesos entre los 33,7 millones por allanarse a la multa, 3,3 millones de gastos de Prefectura en el operativo y 14,1 millones por el cobro del valor sustitutivo de la captura. El valor del dólar oficial rondaba los 70 pesos.

Esta vez desde Prefectura se eligió salir de manera anticipada en los medios sin siquiera de tener la certeza de que efectivamente el “Calvao” estaba en infracción.

Buen domingo.


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