El obispo estadounidense Robert Francis Prevost, de 68 años, fue elegido como el nuevo papa. Se hará llamar León XIV.
El anuncio generó un estallido de júbilo entre los miles de presentes en la Plaza San Pedro del Vaticano, donde se esperó con expectativa el anuncio de quien sucedería al último Pontífice, Francisco, el argentino Jorge Bergoglio.
Tuvieron que pasar 266 papas para que finalmente el trono de Pedro fuera ocupado por un norteamericano, algo que parecía imposible. Nacido en Chicago y con ciudadanía peruana por su trabajo de casi 20 años en el país sudamericano, Prevost hizo historia al convertirse en el primer pontífice de Estados Unidos y el segundo del continente americano, luego de ser electo por la mayoría de los cardenales en el cónclave para suceder al fallecido Jorge Bergoglio.
Finalmente, la fumata blanca se había hecho presente en el Vaticano este jueves de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina, señal que los 133 cardenales encerrados en su interior habían logrado escoger al sucesor del papa Francisco en el segundo día del cónclave.
QUIÉN ES EL NUEVO PAPA

Robert Francis Prevost, nació en Chicago y con una destacada labor pastoral en Perú.
Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977 y realizó sus votos solemnes en 1981. Fue ordenado sacerdote en Roma en 1982. Posee una sólida formación académica, incluyendo títulos en Ciencias Matemáticas, Divinidad y Derecho Canónico. En 1985, inició su labor misionera en Perú, donde trabajó en la formación de seminaristas y en roles pastorales y administrativos, destacándose por su compromiso con la comunidad y su liderazgo.
Prevost, miembro de la orden de los agustinos, vivió más de 18 años en Perú, donde desempeñó funciones desde su congregación y, desde 2015, como obispo de Chiclayo. En 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos del Vaticano y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Conocido por su carácter afable y enfoque moderado, Prevost combina experiencia pastoral, formación académica y habilidades de gestión. Su perfil discreto y su compromiso con las comunidades latinoamericanas lo han posicionado como una figura respetada dentro del Vaticano.
Tras el fallecimiento del Papa Francisco en abril de 2025, su nombre había sido mencionado entre los posibles sucesores en el próximo cónclave.