Mediante Decreto N° 85/25, se convocó a la 2º Sesión Pública Especial del 110º Período Legislativo “a fin de rendir homenaje a Su Santidad, Francisco”.
La sesión tuvo lugar en el recinto, con las presencias del Obispo de la Diócesis de Mar del Plata, Monseñor Ernesto Giobando, los concejales del Plenario, funcionarios del Departamento Ejecutivo, representantes del Consejo Escolar, de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, legisladores, rectores universitarios, del Cuerpo Consular, de los Cultos, del Parque Industrial, de las cámaras empresarias, de los Colegios Profesionales, del Poder Judicial, de los organismos de Derechos Humanos, representantes de organizaciones gremiales, medios de comunicación e invitados.
Como es habitual en estos casos, la sesión fue transmitida en vivo por el canal oficial del HCD en Youtube y por el Canal de la Universidad.
En principio, se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino y luego el video “Historias de Abuelas. La identidad no se impone”, realizado por personal del Teatro Auditórium-Centro Provincial de las Artes.
Después, fueron leídas las notas de excusación de quienes no pudieron asistir, como el senador nacional Maximiliano Abad y el concejal Juan Manuel Cheppi.
En el momento de hacer uso de la palabra, la Presidente del HCD, Marina Sánchez Herrero, dijo: “Sin duda no es casualidad que estemos hoy acá, homenajeando a Francisco. Estoy tratando de poner en valor la mirada que tenía de la política. Siempre nos ha dejado un mensaje, un concepto, pero sobre todo un camino. Hoy, en la casa del Pueblo, quiero referirme a eso, a cómo debemos representar al pueblo. Con su partida nos dejó un profundo silencio, pero sobre todo una herencia inmensa. No sólo fue el primer Papa latinoamericano o el Papa del Pueblo, el más cristiano; sino un líder que supo trascender para convertirse en una persona con conciencia global. Eligió mirar el mundo con los ojos de los descartados, eligió usar la voz de quienes muchas veces no pueden hablar. Nos enseñó que gobernar no es sólo administrar; sino cuidar, acompañar y transformar todos los días, por pequeña que sea, la realidad de la gente en una vida mejor».
En otro tramo de su discurso, Sánchez Herrero reflexionó: «La política es una de las formas más altas de la caridad, porque cuando se ejerce con vocación, servicio y humildad lo que logra es transformar estructuras de injusticia y convertirlas en estructuras de justicia. Pidió que hagamos políticas con humanidad. Nos enseñó que la única finalidad es el bien común, que no es un concepto abstracto, pero no pensando en el momento sino en las generaciones que vienen. Hay que hacer política desde la empatía, desde la dignidad y del servicio, del cuidado del otro y del profundo concepto de igualdad. Francisco sabía que el Estado es imprescindible, si puede contar con individuos comprometidos, y que el desarrollo económico y el progreso social no son caminos separados. Transformó esos conceptos en ejes de discusión y de agenda internacional. Como él lo tuvo, tengamos nosotros también el coraje de hablar de lo que no se habla, de interpelarnos aún en la incomodidad. En su partida el mundo ganó un legado: atrevernos a hacer con coraje, abrazando con ternura y gobernando con justicia. Francisco se volvió inmortal”.
También hablaron referentes de los bloques políticos que integran el Plenario.
Después de ser puesto en comisión el Cuerpo, se invitó a hablar al Obispo de la Diócesis local, Monseñor Ernesto Giobando: “Quiero agradecer todo lo que dijeron, porque hemos hecho una semblanza de Bergoglio-Francisco, porque no se puede entender a uno sin el otro. El mundo conoció a Francisco; nosotros, a Bergoglio. Y eso nos da un plus para entender el legado que nos ha dejado».
«Estamos en días de duelo y no podemos dejar de hacer lo que hacemos, honrándolo. Éste es el lugar desde donde ustedes, los representantes del pueblo, pueden hacer política que vaya de la mano con lo que él dejó: su legado, que contiene frases y gestos simbólicos. Cuando una persona muere, queda en el olvido en poco tiempo o su figura se agiganta a medida que tomamos conciencia de su incidencia. Y esto último pasa con Francisco, que siempre fue fiel a su vocación jesuita. Tenemos que pensar en los jóvenes y en algo que él siempre insistió: los viejos. Cada uno es responsable de transformar su espacio. Su tierra es Argentina; su pensamiento y su teología son argentinos. Vivió entre nosotros 75 años y su memoria quedará acá, como el Padre Jorge, el Papa Francisco, como alguien que nunca se fue. Gracias por tu entrega, porque fuiste una persona excepcional sin dejar de ser un hombre sencillo, con los pies bien en la tierra. Ahora, descansá en paz; te lo merecés”, concluyó.