Cerca de 200.000 personas colmaron la plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliación, la gran avenida que la precede, para asistir al paso del cortejo fúnebre del papa Francisco, fallecido el lunes.
Tras la homilía, el féretro fue trasladado por las calles de Roma desde la plaza de San Pedro hasta la iglesia de Santa María la Mayor, lugar que Francisco eligió para su entierro.
Los seis kilómetros del cortejo se recorrieron en coche, pero a paso lento para que pueda ser visto por los ciudadanos.

El entierro se celebra a puerta cerrada. Delegaciones de 148 países y territorios (incluidos Palestina y Kosovo) con 10 reyes y 10 organismos internacionales han asistido a la ceremonia.
La delegación argentina está encabezada por el presidente Javier Milei quien está acompañado por una comitiva compuesta por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Gerardo Werthein; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y el vocero presidencial, Manuel Adorni.

Durante la ceremonia de despedida del papa Francisco en el Vaticano, Javier Milei mostró un rostro serio y compungido mientras escuchaba la homilía del cardenal Giovanni Battista Re, que repasó el legado de fe, solidaridad y fraternidad del pontífice argentino.
La imagen de Milei, con gesto adusto y en respetuoso silencio, fue captada durante el momento más emotivo del funeral, cuando el cardenal Re recordó la frase que el propio Francisco había convertido en lema: «Nadie se salva solo».
El presidente argentino viajó especialmente a Roma para participar de la misa exequial y rendir homenaje a quien definió en los últimos días como «el argentino más importante de la historia».
Fotos: Reuters