Algunos sostienen que el periodismo está en la calle, que estar en la redacción de un diario no es periodismo. Descreo parcialmente de ello. Los hechos están en la calle, allí está la noticia. Pero la redacción del texto no puede hacerse caminando, uno debe parar y encerrarse un rato para poder escribir. Algo de esto tiene esta nota, de caminar, investigar y escribir.

Este viernes, el 5 de agosto, había caminado un par de horas. Lo hacía por trabajo, aunque es recreativo el poder deambular a pie por Mar del Plata. Iba por Garay y cuando estaba entre Arenales y Tucumán ya podía divisar más adelante, hacia la costa, una cúpula negra que adornaba lo que creí una casona. Dos días antes, desde Alberti a la altura de la vieja Terminal, había visto ese mismo domo cónico negro. Decidí, entonces, seguir caminando hasta encontrar esa casa que me resultaba muy atractiva.

La cúpula con su correspondiente edificio pertenecía, efectivamente, a una casona impresionantemente bella. Ocupaba media cuadra por lado de la manzana. Enrejada, con un parque hermoso, techos negros y ventanas y postigos de madera, me atrajo tanto por la hermosura de su construcción como por el desconocimiento sobre este terreno. Me crié en esta ciudad, viví muchos años aquí. Pero no podía dejar de preguntarme cómo había aparecido esta casa sin que nunca en mi vida la hubiese visto, a quién pertenecería, si cumplía funciones de museo. Estaban un poco descuidados los detalles en madera de las ventanas y balcones, pero no eran mella en su belleza.

Crucé la calle y, desde la esquina opuesta, decidí sacarle una foto con mi vetusto celular. En el par de minutos en los que estuve contemplando la casa, no pude ver a nadie ir o venir dentro y tampoco había gente dando vueltas por la calle a pesar del hermoso día de sol. Luego tuve que seguir con mi trabajo e irme del lugar. Cuando llegué a casa, tras hacer unos malabares con mi viejo teléfono para poder tener la fotografía que había sacado en mi computadora, subí la foto a un grupo de Facebook llamado Mar del Plata Eterna (donde se suben fotos, comentarios y recuerdos de la ciudad). Adjuntando la foto, escribí: “¡Hola amiguetes del grupo! Hoy, trabajando, me cruce con este caserón en Garay y Lamadrid. Daba la impresión de estar un poco descuidado. ¿Alguien conoce su historia? Disculpen mi ignorancia si la historia es conocida. ¡Gracias!”. En pocos minutos llegó el primer comentario: mencionaba que había sido de Dardo Rocha y había sido un regalo para su mujer. Ahora, un día después de haber colgado esa foto en la red social, recibido decenas de comentarios allí informándome y dándome pistas y haber leído sobre el tema, puedo narrar sobre ese edificio que me había cautivado.

Villa Santa Paula

La casona en cuestión no era una casona sino que era una Villa y tenía nombre: Santa Paula. Efectivamente no solo había pertenecido a Dardo Rocha, exgobernador de Buenos Aires (y fundador de La Plata, Necochea, Pehuajó, Tres Arroyos y Coronel Vidal), sino que también fue su constructor. La historia de su edificación es una atracción en sí misma, aparte de la importancia histórica del edificio y su belleza.

Dardo Rocha se caso con su prima Juana Paula Arana Merino el 23 de agosto de 1873, con quien tuvo cuatro varones y una nena entre 1873 y 1877. El 1 de mayo de 1881 fue Gobernador de Buenos Aires. En enero de 1883 viajó, como Jefe del Ejecutivo provincial, en diligencia a Mar del Plata con su esposa y quedó maravillado con la ciudad. Hay rumores que afirman que al ver la belleza de la ciudad, se arrepintió de haber hecho capital a La Plata y quería que nuestra ciudad fuera la cabecera de la provincia.

Años después viajó a Francia. Mientras la pareja paseaba por los campos por los alrededores de Paris, Paula se deslumbró con un chalet que semejaba un castillo de estilo pintorequista. Sintió tanto aprecio por su belleza que pidió permiso para visitarlo. Quería, después, poder hacer uno similar en Argentina.

Al poco tiempo, desconociéndolo su esposa, el exgobernador contactó al arquitecto que había diseñado y construido aquel chalet y obtuvo los planos para hacer la réplica aquí.

Luego Dardo Rocha compró un lote en Mar del Plata. En el invierno de 1909, sin que nadie de su familia lo supiera, contrató a Pedro Benoit (director del equipo técnico que trazó los planos de la ciudad de La Plata) para que construyera un chalet igual que el que había visitado en Francia para pasar las vacaciones.

En la temporada de verano de 1910, veintisiete años más tarde de aquella visita en la que Rocha se había maravillado de Mar del Plata, él y su mujer volvieron a nuestra ciudad, aunque esta vez en tren. Tras salir de la Estación Sur (luego Terminal de micros, ahora convertido en un centro comercial), la llevó hasta un flamante chalet situado en Garay y Lamadrid, a dos cuadras. Fueron a esa bella casa con el pretexto de que estaba en alquiler y lo iban a rentar para la temporada veraniega. Paula, dicen, estaba maravillada por lo hermoso que era y por lo similar al que había visitado en las afueras de París. Cuando vio que el monograma de la familia estaba en las sábanas y toallas, fue todo sorpresa y emoción en ella. Ahí, el exgobernador le dijo que era un regalo para ella, para compartir tiempo en la ciudad que los había deslumbrado en 1883. Así, Santa Paula fue el obsequio que Dardo Rocha eligió para su mujer, Paula Arana, en el lejano 1910.

«Sin duda, al levantar esa casa, Rocha encontró otra forma de demostrarle a su esposa el amor que le tenía y ese sentimiento todavía se percibe cuando se recorren sus interiores», explicó al porteño diario La Nación, en 1999, la arquitecta Elba Pologna.

Santa Paula tiene algunos signos de deterioro. Se habló hace poco tiempo de que podría ser expropiada (o declarada patrimonio municipal) por el gobierno provincial o el municipal para luego ser puesta en condiciones. Parece que estuvo abandonada y deteriorada durante décadas y los herederos de Rocha nada habrían hecho para recuperarla. Según parece, en 2003 un empresario marplatense compro la Villa y la restauro, conviertiendola en su residencia.

Como dato de color, cabe destacar que surgen ciertas leyendas de fantasmas que habitan el inmueble, pero eso es algo lateral en esta historia.

«La casa tiene un encanto que se advierte ni bien se atraviesa la puerta», comentó también en 1999 a La Nación un vecino de la casa. Ese atractivo es también el hecho de que es la única casa en pie de Dardo Rocha en el país ya que tanto la de Buenos Aires como la de La Plata fueron demolidas. También cobija una historia de amor como pocas.

* Agradecimientos al grupo de Facebook Mar del Plata Eterna por los datos y el apoyo para esta nota. Gracias a todos ustedes, de corazón.

Algunas fuentes:

• https://historiademardelplata.com/2010/04/22/villa-santa-paula-1910-residencia-dardo-rocha-garay-y-lamadrid/ (22/04/2010)

• http://www.lanacion.com.ar/163036-el-encanto-protege-varias-mansiones-en-mar-del-plata (29/11/99)

• http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/9641 (Fecha indeterminada)

• http://lpsuotrahistoria.blogspot.com.ar/2010/09/episodio-xxivilla-santa-paula-una.html (septiembre de 2010)