Este es el testimonio en primera persona de un ciudadano marplatense al que le robaron todas sus pertenencias de un balneario en Mar del Plata.
Mi nombre es Juan Pablo y el Sábado fuimos con mi novia al balneario Puerto Cardiel, llegamos a las 15hs y nos proponíamos pasar un día de playa como cualquier otro.
Como siempre y porque ya estamos acostumbrados, los momentos para refrescarse en el mar se hacen por turnos, es decir, uno se queda a cuidar las cosas y el otro va al agua.
En un momento de la tarde me saluda una amiga de la infancia que estaba ubicada a unos 5 metros de donde nos habíamos ubicado en el sector publico de ese balneario.
Entre tanta gente no la había visto y me acerqué a saludar a su familia. Mi novia en ese momento se queda con nuestras cosas y la saluda desde ahí.
Yo me quedo charlando y unos minutos después mi novia me avisa con un gesto de que se iba al mar y yo le prometo vigilar nuestras cosas.
Mientras hablaba con mi amiga voy mirando nuestra mochila y veo que se acerca a «mi sector» un muchacho de aspecto sospechoso, con una remera en su mano y una zapatillas también en la mano; pelo corto de color negro y un aro brillante en su oreja derecha. Sólo lo vigilo y también veo mis pertenencias. En esa situación sólo me llamó la atención que se pusiera tan cerca de nuestra mochila y al mismo tiempo, en un lugar donde había mucha gente, esto podía pasar ya que podía tan solo estar buscando un espacio en la arena con todo el mismo derecho que tenemos de disfrutar de la playa.
También lo vi conversando con el «vecino» junto a nuestras cosas. Y esto me dejó mas tranquilo porque pensé que era un amigo de este señor.
Sin juzgarlo por su aspecto, me relajé y seguí charlando con mi amiga y su esposo.
Dos minutos después cuando le di la espalda a mis cosas y cuando voltee pasó lo peor, mi novia regresaba del agua y ya había desaparecido nuestra mochila y el muchacho que yo había visto segundos antes, ya no estaba, se había escapado.
Me acerco rápidamente y le pregunto al señor que antes estaba hablando con el sospechoso… Perdón ¿el chico que estaba hablando con ud. es su amigo ?, ¿ estaba con usted.? Y me responde – No, me dijo que estaba con la chica que se fue al agua y yo pensé que era amigo de Uds. Hablábamos del calor y de la cantidad de gente….
Por mi parte ni lo pensé y le dije: ¿para donde fue?
¡Me acaba de Robar la mochila!
El señor se altera un poco y salta de su reposera…
¡¿ En serio?! Solo lo vi subiendo las escaleras para afuera. Yo pensé q estaba con vos…te juro… Que me voy a poner a juzgar por su aspecto , pero no tenía buena pinta…. Opinaba el señor que tambien fue testigo.
Mientras mi novia se agarraba la cabeza, yo salí a perseguirlo sin saber a donde, ni en que dirección sólo pensando en encontrar a un policía y no encontré a ninguno en servicio en Puerto Cardiel, y tuve que ir a la playas siguientes, dos balnearios mas al Norte…las llamadas » Playas de Vidal» Constitución y la Costa.
Ahí encontré a dos mujeres policías que estaban haciendo guardia me pidieron descripción de todo y ahí denuncié. Ellas ya estaban dando aviso a todos los demás policías por radio. Después de declarar les pregunte: Como sigo?!! que hago!!?? …y me responden que tenia que ir a hacer la denuncia a la comisaría.
Me niego a hacer esto y sigo rastrillando la zona por mi cuenta, corriendo y preguntando a la gente Si habían visto a alguien con determinada descripción. Pero nadie me sabia decir nada.
Decido volver a la playa con mi novia y cuando la encuentro me dice que había rastreado su teléfono marca iPhone con el iPhone de mi amiga Melisa, mediante la aplicación GPS «Encuentra mi iPhone». Lo había ubicado en las calles Juan A. Peña y Patagones.
(Acá destaco la solidaridad de la gente y las familias que estaban ahí. Todos ofreciendo ayuda y muchos también rastreando el móvil desde sus teléfonos).
Mi novia también me dice que había obtenido el nombre del sospechoso: Mauro Valenzuela y llama al 911 con un telefono prestado. La gente de Playa Cardiel ya lo conoce y dijeron que trabaja como trapito en el Mc Donals de Constitución y la Costa.
Después de recoger esa información, mi amiga me da su teléfono donde marcaba la ubicación exacta del teléfono de mi novia y lo voy viendo en el mapa. Salgo en búsqueda del teléfono que marcaba ubicación en Patagones y Peña.
En la costa corriendo hacia el celular intento pedir transporte y freno a un taxi. Estaba agitado e intento explicarle la situación y me niega el transporte porque yo no tenia remera.
Insisto con otro automóvil común y uno se detiene. Cuando le explique que me habían robado y estaba rastreando mi teléfono y mis pertenencias, ofreció acercarme a la zona sin dudarlo.
Durante el viaje íbamos siguiendo el GPS y 200 metros antes de llegar a Peña y Patagones, el ladrón apaga el teléfono y pierdo ubicación. Bajo del auto y agradezco a Marcelo por su ayuda y sigo corriendo en varias direcciones para encontrar al sospechoso. Pero ya sin certeza de ubicación.
Sin poder dar con el ladrón, a lo lejos veo a un patrullero, se acercan hacia mi y me preguntan si yo era al que habían robado la mochila en la playa. Les repaso la descripción y lo que me habían robado y me piden un teléfono de contacto para localizarme por si habían novedades y les paso el teléfono de mi amiga que en ese momento lo tenia conmigo. Como yo no se el numero de ese Teléfono, les hice una llamada perdida al teléfono del oficial para que les quede un registro y me puedan ubicar mas tarde.
Rápidamente se dirigen camino hacia la zona de la Avenida Luro por el barrio de Parque Luro y yo decido buscar para el lado de Av. Jara.
20 Minutos después, ya sin esperanzas y en la zona de Av. Jara y Peña, decido volver a la playa Cardiel. Y cuando llego a la playa me encuentro con mis amigos que recién llegaban y se enteraban de todo y mi novia que me pide explicaciones sobre lo que estaba pasando.
Es en este momento cuando recibo el llamado de la Policía al teléfono de mi amiga Melisa. Ellos me dicen que habían detenido a un sospechoso masculino, con una mochila azul, y me pidieron la descripción de nuestras cosas para asegurarse de que eran mis pertenencias y desde ahí le hice una llamada al teléfono que estaba rastreando con la aplicación «encuentra mi iPhone» y el oficial enciende el iPhone que estaba en esa mochila y comenzó a sonar. Inmediatamente me dice que me acerque a la esquina de Olazabal y Necochea.
Voy a ese lugar con mi novia y su primo que había recién llegado a la playa con su familia.
Nos acompaño y colaboro para ser testigo y nos prestó dinero para el taxi.
Cuando llegamos al lugar, la policía me frena, porque yo buscaba verle la cara y reconocerlo o no se que !!…estaba muy alterado y la policía me frena. Me dice que no lo vea, para que él tampoco me vea. Me muestran mis pertenencias y nos dicen que la documentación no estaba, ni la mochila nuestra, el ladrón había descartado lo que no tenia valor para el y se quedo con lo demás.
Me muestran que habían encontrado 4 teléfonos de distintas marcas ( dos de ellos eran nuestros), ropa, dos billeteras que no eran nuestras, y dinero.
Lo encuentran caminando, coincidía la descripción física que les había dado y estaba usando mi teléfono escuchando cumbia de youtube. Pero cuando el oficial le pide que apague el teléfono, el sospechoso no supo como apagarlo y lo revisan, y encuentran todo en la mochila. Y así queda detenido.
Los oficiales después nos dicen que teníamos que ir todos a la Comisaria Primera a dar declaraciones. Y eso es otra historia burocrática, pedante y de gestión administrativa con oficiales que con lo que tienen hacen lo que pueden y escriben lento, muy lento.
3 hs de declaraciones y firmar papeles, pero pudimos recuperar nuestras cosas no hasta las 21 hs y el detenido todavía estaba en el patrullero tomando agua que le convidaba un oficial.. Jamas sabremos que va a pasar con él.
Esto se llama complicarle la vida al otro. Tuvimos que dar de baja nuestras tarjetas de débito. Tenemos que hacer nuestros DNI otra vez. Nos dejo sin plata, sin llaves, sin ropa y con un trago amargo de haber pasado un mal día y también para nuestros amigos que gentilmente nos ayudaron.
Para finalizar agradezco a la gente de la playa que se porto muy bien intentando ayudar en todo momento. Agradezco a mi amiga Melisa que también ayudo con la localización del teléfono ya que sin esta herramienta no hubiera sabido a donde encarar la búsqueda, ni yo, ni la Policía.
Al muchacho que también fue engañado en la arena y se comió el verso de que el ladrón estaba con nosotros.
A la gente que le ofreció contención y ayuda a mi novia mientras estaba aun en la playa.
Al taxista de la costa no le agradezco nada porque no quiso ayudarme.
A la policía por ayudar a rastrillar la zona.
A Marcelo si le agradezco, un extraño que me ayudo con el transporte en la zona de Parque Luro.
De nuevo a la policía agradezco por hacer su trabajo. Y considero que el efectivo que nunca recupere (250 pesos ) ha quedado como propina por sus esfuerzos.
Pero pido mas efectivos en la playa, tardé mucho tiempo en encontrar uno que me ayude, un tiempo muy valioso.
Ojala intentemos dejar de vivir así, ya no podemos ir mas al agua ni por turnos, no podemos distraernos …ni relajarnos.
Vos que lees esto, pensaras que la culpa es mía y quizás si, porque no ando en esa de estar perseguido todo el día con la posibilidad de que me roben. Ni leo los movimientos de un malviviente. Pero supe que me marco desde un principio.
Una amiga me dijo : » pero la culpa es tuya por no estar atento. Vos no seguís la corriente o lo que hay que hacer, ya no tenes 15 años y ya es sabido que están robando en la playa. En cambio vos vas en contra y te relajas en la playa…». Ella opina así, como muchos seguramente.
Yo quisiera poder saludar a una amiga que estaba con su hijita en la playa a solo unos 5 metros de mi posición sin que me roben cuando doy la espalda.
No quiero naturalizar esto de vivir así porque el asunto es así y listo.
Tengo que vivir como los ladrones decidan ?. Es así??
Me distraje en mi playa y Mauro Valenzuela, el trapito del Mc Donalds de Constitución, siguió mis movimientos y me robó.
Agradezco también a Edgardo, el encargado de mi edificio que me presto dinero, una remera y me ayudo a entrar a mi casa porque Mauro Valenzuela también tiro mis llaves por ahí.
Juan Pablo Guerrero